Cuando alguien oye hablar acerca del sector del turismo, siempre le vienen a la mente escenas de viajes y vuelos a lugares distantes, atractivos y exóticos. Y es que volar parece que es algo que se hace casi siempre solo por dos motivos: los negocios o las vacaciones.
Desde que se empezaron a crear las líneas aéreas los destinos ya no parecen tan lejanos, y por eso algunas personas pueden permitirse el lujo de coger un vuelo y pasar un par de días a miles de kilómetros de distancia solo por darse el capricho de haber pasado allí el fin de semana. Lugares como París, Londres o Roma son algunos de los destinos que unen su nombre al de las ofertas de vuelos y hoteles en los carteles de las agencias de viajes que se pueden observar en los escaparates de cualquier lugar de Europa, o incluso del mundo.
Y es que volar hoy en día es algo tan cotidiano como viajar en coche o en autobús, tanto que algunas veces incluso resulta más barato salir de viaje que quedarse en casa o acercarse en coche a algún lugar de los alrededores. Eso sí, siempre y cuando uno disponga de tiempo para poder pasar dos o tres días fuera de casa, porque si no no será posible viajar tan lejos.